Gnosticismo filosófico o filosófico-teológico
Segundo concepto “sistemático” de gnosticismo [387]. Nos referiremos, bajo la denominación de gnosticismo filosófico, o filosófico-teológico, al concepto de gnosticismo acuñado por Max Scheler, al menos cuando se toma en un sentido asertivo, según hemos dicho: “gnosticismo” (en la definición de Scheler) es el nombre de toda doctrina que sostiene la necesidad del conocimiento (gnosis) para alcanzar la salvación. El concepto de gnosticismo de Scheler, sin embargo, puede considerarse como una generalización vinculada al concepto historiográfico (el gnosticismo de las sectas gnósticas del siglo II), generalización que habría consistido en prescindir de lo más específico de estas sectas (su naturaleza de sectas que ofrecen un supuesto saber revelado a ellas, y un saber salvador) para retener un componente más genérico, por vía unívoca, a saber, el carácter salvador del conocimiento (sea revelado, sea racional). Pero con su concepto generalizado, lo que hizo Scheler fue meter en el mismo saco a Basílides (un gnóstico esotérico) y a Hegel, por ejemplo. Es obvio que quien postule que ese “conocimiento salvador” (ya se tome la salvación en su sentido metafísico, o simplemente, en su sentido político o personal) es exclusivamente el conocimiento racional (filosófico, como en Hegel, o también científico, como es el caso de tantos “fundamentalistas” reclutados entre los cultivadores de las ciencias particulares en los últimos siglos) deberá distinguirse de quien no lo haga en sentido exclusivo, sino sólo asertivo. Debemos advertir, además, que el gnosticismo filosófico-teológico así como, eventualmente, el científico, se enfrentará ordinariamente con el gnosticismo esotérico, sobre todo, con su variedad exclusivista. El teísmo y, más aún, el deísmo de la Ilustración tienen mucho de gnosticismo filosófico-teológico, dadas las implicaciones morales y políticas que se atribuyeron al reconocimiento racional de un “Ser Supremo” y a los peligros morales, sociales y políticos que se vinculaban al ateísmo; y, sin embargo, pocos ejemplos tan claros de militancia antignóstica (contra el gnosticismo esotérico, representado por la Iglesia católica, principalmente) podrían presentarse como los de Voltaire, Volney o D'Holbach en su lucha contra la “superstición”.